DE LA MATRITENSE A LA JUNTA DE DAMAS
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La Ilustración trae a España un cambio de usos sociales y culturales, aunque todavía no llegan los jurídicos y políticos. Empieza a imperar la razón sobre el privilegio y surgen numerosos avances técnicos. Asimismo, hay una relajación religiosa y un incremento de la frivolidad. Existe la idea de que la cultura trae la felicidad a la persona y, por consiguiente, al país. Los bailes y tertulias organizados por grandes damas están en pleno auge. Con la monarquía ilustrada también surge una sociedad mercantilista, lo que permite a la mujer trabajar y ganar dinero. Todo esto genera cambios en el desarrollo de la identidad femenina.
La llegada de la Casa de Borbón a España trae dos importantes novedades para las mujeres: por un lado la implantación de la Ley Sálica, lo que supone un retroceso para las españolas y por otro, la creación de numerosas academias, como la Real Sociedad Matritense de Amigos del País, que facilitarán el acceso a la educación creando las Escuelas Patrióticas para enseñar oficios.
En ese contexto de cambio de modelo económico y de transformación social nace la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, concretamente en 1775, de la mano de Carlos III. Su lema “Socorre enseñando” resumía los objetivos: estudiar la situación económica de Madrid, mejorar la industria y los oficios y promover la educación popular.

Recordemos que durante los siglos XVI y XVII en España, las dos principales posibilidades de subsistencia de las mujeres eran contraer matrimonio o entrar en una orden religiosa. Al no tener acceso al conocimiento, su situación estaba supeditada al hombre, de ahí la gran importancia del avance en la educación en el siglo XVIII.
Con la liberalización del gremio textil, las mujeres empiezan su formación en oficios de hilanzas, bordados e hilos finos, entre otros. Se organizan de forma que las mujeres que van aprendiendo, son las que enseñan a otras, lo que abaratará considerablemente la enseñanza. Además, les permitirá cobrar dinero.
María Isidra Quintana de Guzmán y de la Cerda, conocida como “la doctora de Alcalá”, por ser la primera mujer en obtener el título de doctora en Medicina y académica Honoraria de la Lengua, fue admitida como miembro de la Sociedad Matritense en 1786.
A continuación, entró María Josefa Alfonso Pimentel Téllez-Girón, Condesa-Duquesa de Benavente, esposa del entonces director de la sociedad que, además, tenía una vinculación muy estrecha por haberla apoyado económicamente en varias ocasiones.
Estos ingresos causaron el primer problema: dado que no estaba explícitamente prohibida la entrada de mujeres en la Sociedad Matritense, no se podía impedir su inscripción, lo que abrió una gran polémica entre Campomanes y Jovellanos, que estaban a favor, mientras que Covarrús estaba en contra.
Josefa Amar y Borbón, ilustre pedagoga, participó en el debate y escribió su «Discurso en defensa del talento de las mujeres, y de su aptitud para el gobierno, y otros cargos en que se emplean los hombres», en el que defendió brillantemente que: “el cerebro no tiene sexo y la aptitud de las mujeres para el desempeño de cualquier función política o social es exactamente igual, por naturaleza, a la de los hombres. Si existe alguna diferencia se debe a la educación”. Amar propugnó la fuerza del intelecto frente a la debilidad de los sentimientos. Murió olvidada por todos en 1833.
Como consecuencia de esta discrepancia, nació en 1787 la primera asociación de mujeres en España conocida como: la Junta de Damas de Honor y Mérito, cuyos estatutos fueron aprobados por Carlos IV en 1794. Constituida por 16 socias fundadoras, desde sus inicios la familia real tuvo destacada presencia, implicándose activamente. Protegió y apoyó económicamente a la institución para que pudiese desarrollar sus actividades educativas y de beneficencia; supervisó las Escuelas Patrióticas de la Matritense y se hizo cargo de otras escuelas especializadas de formación profesional como la Escuela de Bordados y la Escuela de Flores Artificiales.

La primera presidenta de la Junta de Damas fue María Josefa Pimentel, duquesa de Osuna (1750-1830), prototipo de la mujer ilustrada. Consiguió la gestión de la Inclusa, para los niños expósitos que nadie atendía y bajó la mortalidad infantil de la época del 87 al 33%. Del mismo modo organizó el Hospicio, que acogía a todos los pobres. Para financiarse logró que Carlos III le subvencionase con parte de la lotería nacional, recientemente creada, así como con fondos de la desamortización.
Otra destacada presidenta de la Junta de Damas de Honor y Mérito en 1811, fue la marquesa de Fuerte-Híjar, que escribió la comedia “La sabia indiscreta”, donde lanzó el mensaje de que la cultura haría más feliz a la sociedad, por eso la mujer debe trabajar y ganar dinero.
Giovanna G. de Calderón
MUJERES Y PATRIMONIO
1 de mayo de 2023
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