DÍA DE CATALUÑA EN EL MONASTERIO DE POBLET
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El Día de Cataluña, más conocido como la Diada, se celebra el 11 de septiembre desde 1980. El Parlament lo declaró su Fiesta Nacional en conmemoración de la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas durante la guerra de sucesión en 1714.
Cataluña posee un rico patrimonio artístico y natural, entre los que destacan varios lugares declarados por la Unesco: el Monasterio de Poblet; las Obras de Antoni Gaudí; el Palau de la Música Catalana y hospital de Sant Pau en Barcelona; las Iglesias románicas catalanas de Vall del Boí; el Conjunto arqueológico de Tarragona, así como algunos puntos del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica.
En esta ocasión nos acercaremos al Real Monasterio de Santa María de Poblet, declarado Patrimonio de la UNESCO en 1991, por ser una de las una de las abadías cistercienses más grandes y completas del mundo. En su histórica Capilla Real descubriremos las esposas y madres de los últimos reyes de la Corona de Aragón que vivieron entre los siglos XIV y XV. Además, desde allí, podremos reflexionar sobre las características del monacato femenino medieval.

Ubicado al sur de la cuenca del Barberá, en Tarragona, este monasterio impresiona por la severa majestuosidad de su arquitectura. Actualmente sigue siendo habitado por una comunidad de casi treinta monjes benedictinos, aunque buena parte del enorme complejo monástico está abierto al público.
Además del significado religioso, destacan varios edificios cuya arquitectura responde a diferentes estilos: el renacentista Palacio del Abad del siglo XVIII; la gran fachada formada por una muralla de once metros, cuatro torres y la portada barroca de la iglesia delXVII. Además de las Capillas de San Jorge, de Santa Catalina, el claustro mayor o el templete del lavabo (lavatorium) del siglo XII.
Fundado en el 1150 por orden del conde Ramón Berenguer IV, siempre contó con la protección de la Corona de Aragón. Los primeros monjes provenían de la abadía cisterciense de Fontfroide, en Francia, y alcanzósu máximo apogeo tras construirse el Panteón Real, en 1340, por mandato de Pedro el Ceremonioso.
En la Iglesia Mayor se encuentra este Panteón sobre dos arcos rebajados en la zona del crucero. Se trata de un conjunto arquitectónico de estilo gótico, cuyos primeros trazos se deben al maestro escultor Aloi de Montbrai. Alberga varias de los diferentes condes y reyes de la Corona de Aragón como Jaime I el Conquistador, Martín I el Humano, Pedro III el Ceremonioso o Alfonso V el Magnánimo.

En la Capilla Real también se encuentran las esposas y madres de los últimos monarcas aragoneses como: María de Navarra (1326-1347), hija de los reyes de Navarra y reina consorte casada con Pedro IV de Aragón. Leonor de Portugal (1434-1467), infanta de Portugal, condesa de Barcelona y reina de Valencia, Cerdeña y Córcega y también consorte de Pedro IV de Aragón. Leonor de Sicilia (1325-1375) la siguiente consorte de Pedro IV al enviudar por segunda vez; fue madre de Juan I, Martín I el Humano y Leonor de Aragón. Marta de Armagnac (1347-1378) la primera esposa de Juan I, antes de que fuera coronado rey. Violante de Bar (1365-1431), princesa de Bar y mujer apasionante, que fue la segunda esposa de Juan I el Cazador, rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Cerdeña y Córcega. Fue una mujer de gran carácter y muy culta, que dejó como legado un total de 45 volúmenes de cartas (unos 9.000 folios) en los que habla de la vida política y cultural así como de su papel como hija, esposa y madre, muy valiosas para conocer la sociedad de su época. Solo decir ¡que encarceló a su suegra! Leonor de Alburquerque (1374–1435), reina consorte de Aragón por su matrimonio con Fernando I de Aragón. Su sepultura se encuentra en el convento de Santa María, en Medina del Campo, pero en el Monasterio de Poblet hay una estatua yacente de ella con su esposo que los recuerda. Juana Enríquez (1425-1468) la que fuera la madre de Fernando el Católico y de la infanta Juana. Por su matrimonio con Juan II, fue reina consorte de Navarra y Aragón. Tuvo una importante actividad política y favoreció las alianzas dinásticas entre los reinos de la península.
Con el declive de la Casa Real de Aragón, la pérdida de monjes y, especialmente, la desamortización de Mendizábal de 1835, el monasterio cayó en el abandono y fue expoliado. Sin embargo, en 1940, un grupo de monjes cistercienses llegados de Italia recuperaron la vida monástica y resurgieron este increíble monumento de más de 800 años.
Giovanna Gutiérrez de Calderón
Septiembre 2022
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