ELENA O ELENO DE CÉSPEDES: DE SOLDADO A CIRUJANA
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¡Siempre se ha dicho que la realidad supera la ficción! Aquí tenemos el caso inaudito de Elena o Eleno de Céspedes, primera cirujana española transexual. Su historia fue tan inusitada que Cervantes la convirtió en la bruja Zenotia en su obra Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
Elena de Céspedes nació alrededor del año 1546 en Alhama de Granada. Hija de una esclava mora en la casa de Benito de Medina y de su padre biológico a la vez que amo. Fue manumitida a los ocho años, recibiendo el nombre de Elena, en homenaje a la difunta esposa de su progenitor. A los dieciséis la casaron con un albañil de Jaén quien la dejó embarazada y la abandonó pocos meses después. Dio a luz a un niño llamado Cristóbal que dejaría en manos de un panadero de Sevilla.

Sola, sin marido, sin padres, Elena deambuló por múltiples localidades andaluzas, ejerciendo el oficio de tejedora, sastre y calcetera. Empezó a vestir de hombre cuando viajaba sola para evitar ataques. En su trabajo de Sanlúcar de Barrameda tuvo una disputa y apuñaló a un hombre llamado Heredia. Acusado de ser mofí, bandido morisco, fue encarcelado y al salir tuvo que huir ante la amenaza de los familiares del hombre apuñalado, estableciéndose en Granada.
Las revueltas de los moriscos en las Alpujarras, la llevaron a alistarse en la Compañía de don Luis Ponce de León y marchar a la guerra como soldado. A partir de entonces comenzó a usar el genérico “Céspedes”, para luego hacerse llamar Eleno de Céspedes.
Pronto se trasladó a Madrid donde hizo amistad con un cirujano de origen valenciano que le daba lecciones de cirugía. Se convirtió en un excelente profesional, desempeñando su nuevo oficio en el hospital de la Corte de Felipe II durante tres años. Atacado de intrusismo por envidia, se examinó en Madrid donde obtuvo dos títulos: para poder sangrar y purgar y para cirugía. A pesar de que en aquel tiempo ejercía como hombre, en las Actas del Santo Oficio que posteriormente la acusaría, consta como cirujana y no como cirujano. Se convertía así en la primera mujer en conseguir esa licencia oficial en España.

Tuvo relaciones carnales con múltiples mujeres hasta que conoció a su esposa, María del Caño, que la apartó de su pasada vida licenciosa, celebrándose el enlace en el pueblo de Yepes, en 1585. Un tiempo después, en Ocaña, le reconocieron antiguos soldados de la Guerra de las Alpujarras. Fue acusado y trasladado a la cárcel inquisitorial de Toledo en 1587, en donde sería objeto de un dilatado proceso que duró dos años.
Finalmente, en 1589, el Tribunal Inquisitorial de Toledo le condenó a recibir 200 azotes, cien en las calles públicas de Ciempozuelos y otros tantos en la plaza de Zocodover. Además, debería servir sin sueldo en un hospital por un periodo de diez años. El lugar elegido en primera instancia fue el Hospital Real de Toledo, aunque pronto su director tuvo que solicitar a su traslado, porque era tan grande la fama adquirida por Céspedes que muchos acudían al lugar, simplemente, movidos por la curiosidad.
Finalmente, la Inquisición le reubicó en el Hospital de El Puente del Arzobispo, desde donde se le perdió la pista.
La vida de Elena o Eleno de Céspedes sería perfecta para un personaje de película.
MUJERES Y PATRIMONIO
Giovanna G. de Calderón
15 de enero de 2023
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