ISABEL
DE FARNESIO en SEVILLA
(1692 – 1766)
Conoce más de este personaje en la Ruta de ARANJUEZ
Bio
De 1729 a 1733 y a sugerencia de Isabel de Farnesio, la corte de Felipe V se trasladó a Sevilla para ver si el clima sevillano mejoraba los problemas mentales del rey. No fue así y su dependencia de la Reina fue cada vez mayor, convirtiéndose en poderosa e influyente. La entrada de la comitiva real se hizo por el puente de Barcas accediendo a la ciudad por la Puerta de Triana, para luego alojarse en el Alcázar con su séquito de 600 sirvientes.
Sevilla estaba en franca decadencia desde que la Casa de la Contratación se trasladara a Cádiz en 1717. Durante el conocido como Lustro Real, la ciudad experimentó un gran impulso artístico y económico. Gracias a la energía de Isabel de Farnesio, se crearon fábricas como la de tabacos, de salitre o de artillería.
El tabaco procedía de Cuba y era una industria fundamental en Sevilla en esa época. Se construyó la Tabacalera con la idea de enaltecer la Corona, lo que se tradujo en un espectacular edificio. El arquitecto Sebastian Van der Borch era ingeniero militar, por lo que el diseño recuerda una ciudadela con foso y garitas en las esquinas.
Además, Isabel de Farnesio impulsó la Academia de Medicina, ya que Joseph Cervi era su médico y ésta otorgó una serie de privilegios y ventajas para la Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla.
Asimismo, inauguró la emblemática iglesia de San Luis de los Franceses. La Compañía de Jesús la encargó en honor al origen francés de la nueva dinastía. Ubicada en el centro de Sevilla, fue construida por al arquitecto Leonardo de Figueroa y es un destacado ejemplo de arquitectura barroca del siglo XVIII.
Gran coleccionista de arte, durante este lustro descubrió a Murillo y se quedó fascinada por la sensibilidad del artista. Con sus propios fondos compró varias pinturas del maestro sevillano, siendo su cuadro favorito “La Sagrada Familia del pajarito” que la acompañó siempre en sus viajes.
Finalmente, los problemas políticos hicieron que la Corte regresara a Madrid y este lustro real quedó como un periodo excepcional en la historia de Sevilla.