
Puente de Vizcaya
“El puente de Vizcaya, también llamado puente de Portugalete o puente colgante, es una de las obras de la arquitectura de hierro más destacadas en la Revolución Industrial. Creado como trasbordador de peaje, se construyó para unir los dos márgenes de la ría de Bilbao en Vizcaya entre 1887 y 1893.
Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2006”.
MUJERES
y el Puente de Vizcaya
Sin duda, el puente de Vizcaya es uno de los principales atractivos que te encontrarás en la zona, del que no se habla demasiado. Esta gran obra inaugurada por la Reina María Cristina en 1893, te descubrirá mujeres ilustres de Bilbao, así como originales oficios relacionados con cada rincón de esta bella ciudad.
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Ría, Puentes y Mujeres en la historia de Bilbao
Itinerario

El puente se ubicaba entre la plaza pública de Bilbao y la Iglesia de San Antón, al otro lado de la ubicación actual.
El primero de los puentes de San Antón fue construido en madera, gracias a las prerrogativas económicas que concedió a Bilbao Doña María Díaz de Haro, en 1335, para ejecutar y mantener dicho puente.
Se convirtió en la arteria principal del corazón de Vizcaya ya que por él fluían las caravanas de productos, que dieron vida a la economía bilbaína hasta el siglo XIX. Bilbao y su puente eran el punto de encuentro entre lo que llegaba por mar, por el Duranguesado y por Castilla…
Gracias a la reina Juana I de Castilla, Señora de Vizcaya, en 1511, se aprobaron las ordenanzas para la constitución del Consulado de Bilbao, Casa de Contratación y Juzgado de los hombres de Negocios de Mar y Tierra y la Universidad de Bilbao, que fueron las leyes que regularon la ciudad hasta el siglo XIX.
Las inundaciones y el uso hicieron que este puente fuese demolido en 1882. Se sustituyó por el segundo puente de San Antón, según proyecto de Hoffmayer, que fue volado en 1937, tras lo cual se levantó el actual.

En esta segunda parada, el Ayuntamiento de Bilbao te invita a conocer los oficios tradicionales desarrollados por las mujeres en el Mercado de la Ribera, el cual no tenía edificio que lo albergase, colocando y retirando los puestos todos los días. Con el paso del tiempo, se instalarían tejavanas o techumbres, que ayudaban a guarecer tanto a los comerciantes como a la mercancía.
En esta actividad diaria encontramos a las llamadas vendejeras, vendedoras de pescado, frutas… repesadoras, regateras o regatonas, sardineras, molineras (roderas, horneras panaderas), lecheras, lavanderas y las aldeanas que venían desde los pueblos del interior. También existían vendedoras al por menor.
En 1477, la primera Ordenanza municipal, reguló la llegada de las sardinas a Bilbao y el oficio de las sardineras y pescateras. Como dice la popular canción “Desde Santurce a Bilbao…”, pero también desde Portugalete, Castro, Laredo, Bermeo o Plentzia, traían el género hasta el mercado donde lo vendían.

¡Esta pasarela tuvo hasta 6 construcciones! A finales del XV, los monjes del Convento de San Francisco quisieron construir un puente que uniese el convento con la plaza de la Villa. Aunque comenzaron las obras, una crecida de aguas lo derrumbó; otro fue quemado por las tropas napoleónicas en 1813; le sucedió otro pontón de barcas, posteriormente, Goicoechea construyó el puente colgante en 1828-1852, que fue bombardeado en la 2ª Guerra Carlista. Alzola construyó un puente de hierro esencialmente ornamental, en 1881, que también fue destruido en la guerra civil en 1937. A día de hoy es el puente de la Ribera, o Conde Mirasol, construido por Fernando Arzadún.

El Puente de la Merced actual surge a partir de tres construcciones diferentes: uno de madera, otro de piedra y ladrillo hasta y, el actual es de 1940, construido en hormigón, edificado tras la guerra civil y bautizado como “puente del General Sanjurjo”.
En esta Parada, el Ayuntamiento nos acerca a la situación de las religiosas y los conventos. Había oficios de mujeres vinculados a la Iglesia, como las freylas o seroras, encargadas de organizar nacimientos, muertes, matrimonios, procesiones, velatorios. También se responsabilizaban del mantenimiento de las iglesias, de la recolección de las limosnas, de hacer inventarios… Finalmente las sustituyeron por sacristanes, pero hasta el siglo XVI se mantuvo esta figura y juraban su cargo ante el Concejo municipal.
Desde el siglo XV, se fundaron varios conventos femeninos, siendo los más importantes:
-EL CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN (DOMINICAS).
-EL MONASTERIO DE LA CONCEPCIÓN DE ABANDO (CONCEPCIONISTAS).
-EL CONVENTO DE SANTA MÓNICA (AGUSTINAS).
-EL CONVENTO DE LAS MONJAS DE LA CRUZ (FRANCISCANAS). DESAPARECIDO.
-EL CONVENTO DE LA MERCED Y SU IGLESIA SITUADO EN EL MUELLE DE LA MERCED. A esta orden pertenecía la Beata Margarita María López de Maturana, religiosa nacida en Bilbao el 25 de julio de 1884.

En su momento supuso una revolución ya que fue el puente que unió Bilbao con Abando, lo que sería el futuro ensanche de Bilbao. Como en casos anteriores, tuvo varias construcciones: una a mediados del siglo XIX, que permitía el paso de tranvías y peatones. Se creó otro de piedra y ladrillo en 1878 y, finalmente, fue sustituido por el “puente de la Victoria”, considerado el más importante de Bilbao, de hormigón con tres ojos, que volvió a tomar el nombre de El Arenal.
Con la evolución de la ciudad, se desarrollan nuevos oficios por mujeres en el Arenal: cargueras, rederas, sirgueras, aguadoras, añas, castañeras, la picaresca y obreras de la construcción… en este último oficio las mujeres no cobraban. En cuanto a las referencias documentales, en 1565 encontramos una clavetera en la construcción de la nueva sacristía de San Antón.
Seguimos nuestra ruta y llegamos al Bilbao que surge con fuerza durante el siglo XIX, muestra de ello son la construcción de puentes en la zona del Ayuntamiento, como el del Perrochico, un puente giratorio, inspirado en el Madison de Chicago, que unió el nuevo Ayuntamiento con el Ensanche. Era una pasarela peatonal que contaba con una garita por donde debían pasar los peatones y pagar el “perro chico”, cinco céntimos en un inicio, que luego serían diez.

Construido en 1929, fue un puente levadizo, que en los años 1970, fue sellado por el Ayuntamiento. La garita del maquinista permaneció con otros usos como venta de entradas, información turística…También es conocido como “Buenos Aires”, “General Mola”, o “Puente de Begoña”, por permitir el acceso a ese barrio.
En este punto conoceremos la presencia de la mujer en los cargos municipales. Existían dos categorías: las empleadas del Ayuntamiento, y los cargos políticos que desempeñaban una labor municipal.
Eran empleadas del Ayuntamiento: las Regateras, Panaderas, Fruteras, Plañideras, Sardineras, Roderas, Chupineras, Carceleras y Ayudantes de barrendero. Como oficios administrativos, estaban las Telefonistas. Como asistenciales: las Comadronas, Comadres, Parteras, Matronas, Amortajadoras y Braseras. Como mercantiles, estaban las Repesadoras, como Mari Saes de Balmaseda, la pesadora oficial de pan de la Villa, en 1516. En los oficios eclesiásticos, encontramos Freylas o Seroras (se recoge el nombre de Marí Pérez de Isusquiza, como freyla o serora de la parroquia de Santiago).
Por otro lado, las mancebas o prostitutas y las cargueras, no se pueden identificar como empleadas municipales, pero sí eran oficios regulados por el Ayuntamiento.
En cuanto a los cargos conseguidos desde la política por las mujeres, estadísticamente hablando, en los últimos 100 años ha habido más de un millar de concejalas, pero hasta 1969 no se elige a la primera y única Alcaldesa que ha tenido Bilbao, Pilar de Careaga.

En esta Parada, descubriremos cuáles fueron los oficios desarrollados por mujeres en el muelle. La Ría de Bilbao contaba a finales del siglo XIX con 14 km. hábiles de muelles y diques, donde se agolpaban las actividades portuarias, entre las que se incluían la carga y descarga de buques, trasbordo de las mercancías de éstos a las gabarras y, también, el arrastre de estas últimas hasta los puntos de descarga en las inmediaciones de los almacenes comerciales. Las mujeres desarrollaron estas actividades fundamentales para el devenir económico de la villa, como cargueras, sirgueras y rederas.
Las cargueras o estibadoras hacían labores de carga, descarga y distribución de las cargas que llegaban a la ría. Sostenían y llevaban sobre la cabeza fardos tan pesados que eran necesarios dos hombres para ponérselos encima.
Desde Olabeaga, trabajaban las sirgueras, una cuadrilla de mujeres, de dos a cuatro, que arrastraban en hilera las gabarras mediante unas maromas que llevaban ceñidas al cuerpo con un tirante.
Por su parte, las rederas eran las encargadas de reparar las redes de los barcos de pesca, oficio tradicional desarrollado principalmente en puertos de mar, pero también posible en las rías con tanto movimiento.

Terminamos el recorrido en los muelles de Uribitarte, donde se concentró lo más significativo de la actividad portuaria en Bilbao. La Aduana de Bilbao se ha conservado intacta hasta nuestros días, manteniendo gran parte de las funciones para las que fue creada. A su izquierda, el edificio Aznar (empresa naviera), nos ofrece una evocación de lo que pudo ser esa zona comercial.
La Aduana es un proyecto de 1890 atribuido a Eladio Iturria. Tiene una planta baja en sillería formando un importante zócalo al que se entregan las dos plantas restantes.
Es especialmente destacable la entrada principal al edificio en Barroeta Aldamar, con imágenes y elementos ornamentales extraídos de la arquitectura clásica, que forma parte del catálogo de patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad.
Ruta Puente de Vizcaya
Itinerario

Los orígenes del puente pueden remontarse a finales del siglo XIX, en los años de la regencia de María Cristina (1885-1902) por la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII. Se creó para unir los dos márgenes de la ría Nervión sin entorpecer la navegación. También sirvió para unir los balnearios que había en estos márgenes, usados por turistas y la burguesía industrial del siglo XIX.
Esta obra fue diseñada y construida por el arquitecto Alberto Palacio Elissague y por el ingeniero francés Don Ferdinand Joseph Arnodin. Don Santos López de Letona fue el principal valedor y financiador de este proyecto.
Para llevarlo a cabo, fue necesaria la fusión de dos innovaciones tecnológicas: la técnica de grandes vehículos accionados con máquinas de vapor y la ingeniería de puentes colgantes de cables. Todo un desafío en aquella época.
Así es como se llegó a construir este puente inaugurado en julio de 1893. A partir de este momento, Portugalete y Getxo quedaron enlazados y facilitaron en gran medida su comunicación al compartir ambos márgenes de la ría.
Lo mejor de todo es que permitía el traslado de carga y pasaje, garantizaba un servicio regular, no dificultaba la navegación y tenía un coste de construcción razonable. El proyecto final, tras varios proyectos distintos, acabó con una estructura que se basa en 2 vigas horizontales que soportan los carriles.

En la Guerra Civil, a mediados de 1937, los ingenieros del republicano Ejército del Norte destruyeron todos los pasos sobre la ría de Bilbao para detener el avance de las tropas franquistas. El puente fue reconstruido el 19 de junio de 1941.
Es el primer puente colgante transbordador en todo el mundo y fue la fuente de inspiración en otros de Europa, África y las Américas, aunque son pocos los que siguen existiendo en la actualidad. Se situó junto a uno de los yacimientos históricos de hierro
Posteriormente, el 13 de julio de 2006, el puente fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, al considerarlo como una de las más destacadas obras de arquitectura del hierro de la Revolución industrial por su innovador uso de los cables de acero ligero trenzado.
En diciembre de 2018 se estrenó en Portugalete la Pastoral Zubia, donde el puente cuenta la historia de la villa.

El Puente de Vizcaya es el primero construido en el mundo y por tanto el más antiguo.
La estructura básica se encuentra formada por 4 torres de hierro de 61 metros de altura, que se han levantado por pares a ambos márgenes de la Ría de Bilbao y que constituyen sus pilares. Se unen por un travesaño de 160 metros de longitud que se encuentra a 45 metros de altura sobre el nivel de pleamar.
Se ha armado íntegramente con piezas de hierro laminadas en taller y unidas entre sí por remaches al rojo vivo. Para fijar la estructura, se han empleado 8 cables de sustentación de acero anclados en bloques de cimentación en los dos extremos del puente, a 110 metros de distancia de las torres. Las torres de la estructura están arriostradas en perpendicular al travesaño usando cables de acero anclados en los muelles que van paralelos a la Ría.
Su travesaño horizontal cuelga sobre las torres con 70 cables de acero denominados péndolas que soportan gran parte de su peso y que se apoyan en las ménsulas.
El transporte de vehículos y pasajeros se hace por la barquilla, que cuelga de un carro con 36 ruedas que tiene 25 metros de longitud y que se va desplazando por medio de unos carriles del travesaño horizontal. Sus 5 barquillas cuelgan del puente desde sus inicios y sus materiales han evolucionado considerablemente, así como el aumento de las medidas de seguridad para sus ocupantes. Su actual carro es de 1999 y cuenta con 12 motores eléctricos.
Ruta Mujeres que han hecho historia en Bilbao
Itinerario

María Díaz de Haro (1270-1342). Sobrina del fundador de la Villa y Señora de Bizkaia en tres periodos diferentes. Hay una escultura suya que puedes visitar en la ciudad.
Francisca de Aculodi (S. XVII). Fue una conocida periodista que llegó a tener su propia gaceta en la que escribía cada quince días Noticias principales y verdaderas. Fue la pionera del periodismo español.
Casilda de Iturrizar (1818-1900). La viuda de Epalza construyó escuelas, hospitales y mucho más gracias a su gran fortuna. Puedes ver su calle en el Arenal y visitar el Parque de Doña Casilda.
Josefa Cruz de Gassier (1821-1870). Conocida como “La Gassier”, fue una soprano bilbaína que causó sensación dentro y fuera de nuestras fronteras. Con tan solo 25 años, debutó en Londres, lo que le catapultaría a escenarios de todo el mundo. Incluso tiene una contradanza que lleva su nombre, «La Gassier», compuesta por el músico cubano Manuel Saumell.
Matilde Raimunda de Orbegozo (1837-1891). Esta poetisa bilbaína marcó época con sus obras religiosas. Desde su juventud, la escritura era su pasión y su talento la llevó a publicar varios de sus poemas en diversos periódicos de la época.
Rafaela Ybarra (1843-1900). Se trata de una pionera en la lucha por la igualdad. Dedicó mucho tiempo a ayudar a muchas mujeres jóvenes a encontrar pisos y centros de protección.
María Mestayer de Echagüe (1877-1949). Más conocida como La Parabere, fue una escritora que publicó libros de recetas experimentadas por ella misma. «La cocina completa» es un libro ampliamente reconocido con más de 40 ediciones.
Concepción Andrés Picado (1911-2007). Conocida como Conchita Montenegro, fue famosa por ser una estrella internacional del cine de los años 30 y 40. Además, fue modelo y bailarina.

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¿SABÍAS QUE…?
Para que el puente mantenga la estructura metálica del transbordador a salvo de la corrosión y no absorba más radiación térmica de la necesaria, se pintó de rojo.
Según votación popular el color elegido fue el “Vena Hematites Roja de Somorrostro”.
Este ‘Vena Roja’ supone un rendido homenaje al pasado minero e industrial de Vizcaya. En la antigüedad ya era conocido por tener hasta un 61% de hierro. Procede de una piedra blanda y terrosa de color rojizo que antes había prestado nombre a las minas ‘veneras’ y cuya variedad negra se reservaba para las reales fábricas de armas.
Oh oh! A esta ruta le falta algo…
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