SANTA EULALIA
DE MÉRIDA
(292-304)
Bio
Santa y mártir cristiana emeritense. Nació en el seno de una familia patricia hacia los primeros meses del año 292. Cuando cumplió los doce años, el emperador Diocleciano obligó por ley a venerar a los paganos, pero se negó y se presentó ante la magistratura romana para protestar. El gobernador pensó que era algo pasajero, sin embargo, Eulalia no cesó en sus ideas, lo que la condujo a las torturas más crueles inimaginables. Sus progenitores la llevaron a una villa rural para preservarla de la persecución. Se escapó en la noche para debatir con los lictores y defender la castidad, su desprecio de la vida matrimonial, su desapego de los juegos pueriles y su ansia de dar la vida por Cristo. Al rechazar a los falsos dioses sufrió en el foro dos tormentos: los garfios y la hoguera, como pena capital. En posteriores actas apócrifas, desgraciadamente perdidas, aumentan los tormentos con: el potro, el plomo derretido y la muerte en cruz. Lo más probable es que se entremezclen leyenda y devoción popular. Según el relato del poeta Prudencio en el Peristephanon, al morir, su alma salió de su cuerpo y voló hasta el cielo. Como nadie quiso amortajarla, Dios mandó una gran nevada que cubrió su cuerpo hasta que recibió sepultura.
Es alcaldesa perpetua de Mérida; patrona de la libertad de pensamiento, expresión, oratoria y elocuencia. Incluso, hasta la proclamación de Santiago Apóstol, fue invocada como protectora de las tropas cristianas en la Reconquista y patrona de las Españas.
Es en época visigoda cuando tiene oficio litúrgico propio, donde se ensalza el doble martirio, rojo y blanco, como mártir y virgen. En la Edad Media aparecen desdoblamientos, por un lado se habla de la “Eulalia romana” y, por otro, de “Eulalia de Barcelona”. A partir del siglo XVI surge una larga controversia aún no del todo resuelta.