VALIENTES, NAVEGANTES Y COLONIZADORAS
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Como he señalado en el anterior artículo, fueron miles las mujeres que navegaron en aquellos pequeños barcos a través de los mares y océanos, desafiando peligros e incluso la muerte. La historia las ha borrado a casi todas pero nos ha llegado la vida de algunas de ellas y deberían de incluirse en los libros de texto.
Es el caso de Isabel de Barreto (1567-1622?), primera y única almirante en la historia de la Armada de Felipe II que lideró una expedición por el Pacífico en 1595. Nació en Pontevedra de familia noble, lo que le permitió estudiar, incluso leía latín.
Siendo aún niña, se trasladó con su familia al Virreinato del Perú, donde se casó en 1585 con el Adelantado y navegante, el leonés Álvaro de Mendaña, descubridor de las islas Salomón y de las islas Marquesas.

A pesar de no ser algo habitual, acompañó a su marido en la expedición que organizó en 1595 por el océano Pacífico rumbo a las Islas Salomón, que constaba de cuatro embarcaciones y de 378 hombres y 98 mujeres. La flota se alejó de su rumbo y finalmente llegaron a un nuevo archipiélago al que llamaron Islas Marquesas de Mendoza. Mendaña enfermó gravemente de malaria y falleció, no sin antes nombrar a su mujer gobernadora en tierra, y al hermano de ésta, Lorenzo Barreto, almirante de la expedición. Pero Lorenzo murió unos días después e Isabel tomó el mando de la expedición, como Adelantada del mar Océano.
Según el hispanista Francisco Maura, “demostró unas excepcionales dotes de mando y la dureza que se requería para someter a la obediencia a hombres rudos y aventureros”.
Isabel sofocó motines y disidencias con mano dura y recondujo la expedición hacia Filipinas con éxito, donde fue recibida como una heroína por haber sido los primeros en cruzar el Pacífico por el hemisferio sur. Bajo su mando se logró la navegación más larga en ese océano hasta entonces (unas 3.600 leguas marinas, alrededor de 20.000 kilómetros). A su regreso, además, confirmó la existencia de Australia, que sería el quinto continente.
En Filipinas se casó de nuevo con el general Fernando de Castro, caballero de la Orden de Santiago. En 1597, ambos organizaron una expedición por México y Argentina y, posteriormente, regresaron a Perú, donde se cree que falleció en torno a 1622.
Otra mujer digna de mencionar es Mencía de Calderón Ocampo (1514-1593), conocida como La Adelantada, que atravesó el océano y 1.600 kilómetros de selva amazónica al frente de cincuenta mujeres, en una expedición que duró seis años.
Nacida en Medellín, Badajoz, fue una noble emprendedora y colonizadora. La primera y única mujer española en mandar una expedición al Nuevo Mundo. Tras fallecer su marido, Juan de Sanabria, que había ostentado el puesto de Adelantado, consiguió que Carlos V se lo concediera a su hijastro que también falleció. Para seguir con la misión que le habían encomendado a su marido, logró que el Consejo de Indias le permitiese partir con tres buques bajo su mando y se embarcó con sus hijas María, Mencía y Francisca.

La tripulación estaba compuesta por unas trescientas personas, de las cuales eran cincuenta mujeres hidalgas, jóvenes y en edad de casarse, para iniciar así una aristocracia colonial de índole europea y colonizar el territorio de Río de la Plata y Asunción. Algunas casadas también embarcaron por orden real para “el mejoramiento de la sangre” de la población del Nuevo Mundo, altamente mestiza.
El viaje aconteció sin ningún problema hasta su primera escala en las Islas Canarias, posteriormente comenzaron a pasar múltiples tropelías: tempestades, ataques de corsarios franceses, naufragios y demás males. Las mujeres tuvieron un papel preponderante en la supervivencia del numeroso grupo. Cosían velas, cocinaban, juntaban madera y participaban en todas las actividades. Mencía cuidaba celosamente su plantel de mozas casaderas pero, en tan demorada escala, no pudo evitar que oficiales y funcionarios reales escogieran esposas, disminuyendo el número de las candidatas que venían a encontrar maridos entre los españoles.
Cruzó ríos y atravesó cordilleras con 300 personas. Sufrieron hambruna, fueron atacados por los piratas y los indios, algunos de ellos antropófagos, y fueron secuestradas por los portugueses durante dos años, en los cuales doña Mencía perdió a una de sus hijas.
Después de seis largos años, de aquellas 50 mujeres que zarparon inicialmente, solo 21 llegaron a Asunción, Paraguay, gracias al valor y al esfuerzo de Mencía Ocampo Calderón.
Giovanna G. de Calderón
MUJERES Y PATRIMONIO
15 de octubre de 2023
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